jueves, 4 de marzo de 2010

Campesino boliviano nominado a premio internacional


RADIO ERBOL, LA PAZ.-
http://www.erbol.com.bo/noticia.php?identificador=2147483924768

El comunario potosino Samuel Conde Colque es nominado, a través del internet, al Premio Nobel de Desarrollo Sostenible por sus planes para “salvar su medioambiente, su producción de alimentos y la zona donde vive”, se lee en el sitio www.broederlijkdelen.be/campana

Samuel tiene siete hijos con Gegoria, vive junto a sus dos hermanos en la comunidad Chucarasi. Es una de las dieciocho comunidades indígenas en el municipio de Chayanta, en la región del Norte-Potosí.

Es una región muy aislada. Al desviarse de la carretera en el pueblo de Llallagua, quedan tres horas antes de llegar a Chucarasi, eso en todoterreno, por caminitos angostos de montaña. Allí casi todos viven de la agricultura y el 97% de la gente es pobre.

El sistema de irrigación de la familia Conde Colque fue el primero en Chucarasi. Se ha realizado con el apoyo de Equipo Kallpa, una organización que forma parte de Broederlijk Delen. La familia hizo el trabajo, Equipo Kallpa les proporcionó los materiales y la pericia.

SIN AGUA NO HAY VIDA
“Arrecia la sequía aquí” dice Samuel Conde Colque. “Sin nuestro proyecto de irrigación sería muy probable que ya no pudiéramos vivir aquí”. Sus palabras contrastan con las tierras en forma de terraza que, hasta donde alcanza la vista, están esparcidas en el paisaje montañoso como un centón de un verde primaveral, se lee en el sitio de broederlijkdelen.

Samuel nos lleva a su depósito de agua cementado. “Este es el corazón de nuestro sistema de irrigación familiar” nos explica Samuel. “Así, nuestra familia de 24 personas puede tener la seguridad de contar con alimentos suficientes. Somos tres hermanos, y cada uno tiene su propia familia con sus hijos. Nuestros padres empezaron con este sistema y aún siguen trabajando con nosotros. Si contamos con nuestros hijos mayores tenemos una mano de obra de doce personas. También los más pequeños ponen su granito de arena, aunque sólo quiten algunas piedras, nos ayudan igual”, se lee en el texto del inicio de la campaña.

“El agua de una fuente situada más alto llena el depósito” dicen los hermanos. “Primero conducíamos el agua hasta allí a través de una acequia que excavábamos en la tierra suelta. Pero este sistema resultó demasiado vulnerable y se fue destruyendo por los aguaceros. Luego decidimos cavar una acequia en las rocas. Y eso funciona bien”. Los tubos conducen el agua a las chacras. “Pero no dejamos que se esparza sin más en las chacras sino que hemos fabricado un aparato de aspersión para repartirlo. Así evitamos que el agua corra ladera abajo y cause erosión”.

Según los hermanos, el sistema de irrigación ha mejorado considerablemente las posibilidades de supervivencia de las familias. “Sobre todo da más seguridad. Antes dependíamos enteramente de las lluvias. Cada vez había años más malos, con sequía y cosechas malogradas. Sólo cosechábamos una vez al año. En este momento se puede sembrar antes, en agosto, y la primera cosecha se hace en diciembre. Ahora ya está acercándose la segunda cosecha. Además, hoy en día se puede producir una mayor variedad de cultivos, como hortalizas y fruta. Incluso ahora nos sobra un poco para vender en el mercado. También cultivamos alfalfa (especie de trébol) que se usa como forraje. Eso nos permite tener una vaca y completar nuestra alimentación con leche y queso”.

DESARROLLO SOSTENIBLE

“Yo pienso sembrar más alfalfa” dice Samuel, “de manera que pueda tener cuatro vacas. Con el dinero que gane, luego puedo mandar a estudiar a mis hijos. No tendrán que ir a buscar trabajo en otro sitio, y yo también podré seguir trabajando aquí”. No sueña con una vida de lujo, sino con el ‘buen vivir’ de una comunidad sólida que pueda vivir de lo que Pachamama ofrece, y a quien a cambio tributa honor y colma de atenciones.

Como tanta gente y grupos en el Sur, Samuel y las comunidades indígenas realizan sus propios planes para salvar su medioambiente, su producción de alimentos y las zonas donde viven.

“Por eso nominamos a Samuel, y a través de él a nuestras organizaciones copartes, para un premio que aún falta en el mundo: el Premio Nobel de Desarrollo Sostenible. Por respeto al trabajo de titanes que llevan a cabo. Y como apoyo a ellos y a nuestra reivindicación de un nuevo acuerdo climático justo”, señala el portal www.broederlijkdelen.be/campana

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